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Curados en el camino

Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distanciay empezaron a gritarle: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”. Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Y en el camino quedaron purificados.

Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz altay se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: “¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?”. Y agregó: “Levántate y vete, tu fe te ha salvado”

Lc 17, 11-21


En Israel, cuando un leproso lograba curarse, debía ir a presentarse al Templo ante los sacerdotes para que ellos comprobaran la curación y lo autorizaran a reintegrarse a la comunidad. Hasta ese momento los leprosos debían vivir apartados de los lugares poblados y sobrevivían gracias a la ayuda de algunos que les acercaban alimentos. Esa ayuda solo podía llegar a ellos a través de personas que se mantenían a distancia porque nadie podía acercarse y si alguien tocaba a un leproso ya no podía volver a reintegrarse a la vida común. En la práctica lo que habitualmente hacían los familiares era dejar ayuda en algunos sitios y luego los leprosos la buscaban. Muy pocos se curaban. Habitualmente vivían abandonados y condenados a morir en soledad.

Es importante tener en cuenta esa situación en la que se encontraban estas personas para comprender este pasaje del Evangelio, en el que se muestra a unos leprosos que le gritan a Jesús desde lejos porque no podían acercarse hasta él. Desde allí le piden ayuda diciendo “ten compasión de nosotros”. No se dice que le pidieran ser curados de su mal, seguramente eso para ellos era inimaginable, lo más probable es que con esas palabras suplicaran algo para comer.

La respuesta de Jesús es completamente inesperada, en algún sentido suena absurda y hasta puede ser considerada una burla: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Esa gente no podía entrar en los pueblos, mucho menos en una ciudad como Jerusalén, más imposible aún era que con su enfermedad entraran al Templo y se presentaran ante los sacerdotes. ¡A esos hombres enfermos Jesús les pide que actúen como si ya estuvieran sanos! Esa es la única indicación que les da. En lugar de ofrecerles algún alimento, o ayudarlos en su enfermedad, les pide que actúen como si gozaran de buena salud.

Sorprendentemente, confiando en la palabra del Maestro, los leprosos hacen lo que Jesús les dice y se dirigen hacia los sacerdotes. Hacen lo que tenían prohibido hacer y al actuar de esa manera se exponen a severos castigos. Entonces ocurre lo inaudito: al hacer lo que Jesús les dijo y actuar como si estuvieran sanos ¡se curan!. Observemos que la curación ocurre cuando no están ante Jesús sino cuando ya se han alejado, “en el camino quedaron purificados”. Lo que Jesús les pide es muy difícil pero ellos confían en él y hacen lo que se les dice. Por eso no podemos reducir este relato a la actitud del que regresa a dar gracias como si ese fuera el único tema importante. Lo primero y más sorprendente es la fe de esos hombres que confían en Jesús, a pesar de la situación que estaban viviendo.

El relato nos dice que solo uno de ellos “al comprobar que estaba sanado”, en lugar de seguir caminando hacia los sacerdotes “volvió atrás alabando a Dios en voz alta”. Ya no se dirige hacia los sacerdotes, se dirige hacia Jesús. Ya no quiere cumplir con lo que estaba mandado en la ley ni le importa el reconocimiento de las autoridades. Los gritos que al comienzo del relato se dirigían a Jesús ahora no se dirigen a él; ya no son para pedir compasión a uno que pasa por el camino sino que son gritos para agradecer «a Dios en voz alta».

De los otros nueve solo se dice que también fueron curados pero que no regresaron para “dar gracias a Dios”. Jesús le hace notar al que regresó que fue su fe la que lo había salvado“levántate y vete, tu fe te ha salvado”. La expresión utilizada sugiere una diferencia entre ser sanado de una enfermedad y ser salvado. El samaritano no solo es curado de su lepra, al regresar y dar gracias este hombre reconoce a Jesús como aquel ante quien debía presentarse, para él la autoridad ya no se encuentra en el Templo ni en los sacerdotes sino en Jesús. La fe ademas de haberlo curado le ha permitido descubrir a Jesús y por eso no solo ha sido sanado sino también salvado.

Luego Jesús se dirige a sus discípulos pero no les habla de la fe de aquellos hombres ni del acontecimiento de la curación, sino que les señala que quien volvió a dar gracias ¡era un samaritano!, es decir, alguien que era marginado y despreciado por todos aunque estuviera sano. Al reconocer a Jesús como la fuente de su salvación este hombre ademas de curarse se convirtió en alguien libre, ya no es “un leproso” y tampoco es “un samaritano”. Este extranjero que manifestó su fe a través de la gratitud ahora se ha liberado de los prejuicios que pesaban sobre él.

La lepra y la curación son algo simbólico, una imagen que representa lo que ocurría en aquellos tiempos y lo que ocurre también en los nuestros. Podemos mirar esta escena como una invitación dirigida a todos los marginados de nuestras sociedades, una invitación a ser libres de los prejuicios que los expulsan de la comunidad, una invitación a “ponerse en camino” confiando en Jesús para vivir con la libertad de quienes han sido salvados además de curados. Podemos también reconocer que a cada uno de nosotros se nos ofrece hoy una salvación que es mucho más que una curación. Para descubrir lo que eso significa solo es necesario ser agradecido.




4 pensamientos en “Curados en el camino”

  1. “…..Podemos mirar esta escena como una invitación dirigida a todos los marginados de nuestras sociedades, una invitación a ser libres de los prejuicios que los expulsan de la comunidad, una invitación a “ponerse en camino”……..”

    Caramba!!!!!

    Interesante eh!!!!

    Gracias Jefe!!!!

  2. Este pasaje biblíco es revelador…la gratitud…frente a la enfermedad y el entendimiento entre curacion y sanación…Gracias padre querido por hacernos llegar la palabra de Jesús

  3. El samaritano padecía una doble exclusión. Su origen y el culto que practicaba, y la enfermedad que padecía. Lo interesante es que el samaritano no solo es curado sino también es salvado. El pasaje nos muestra que el amor de Dios no tiene fronteras. Gracias padre Jorge!

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