Jesús dijo a sus discípulos: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.
Lc 12, 49-53

En el texto que la liturgia nos propone hoy el Señor utiliza en primer lugar la metáfora del fuego, luego la del bautismo y finalmente la imagen de una familia dividida. En todos los casos se habla de una profunda transformación interior.
Aprender a encender el fuego y a utilizarlo fue uno de los grandes avances de la humanidad. Para los que escuchaban a Jesús la vida cotidiana era buena y segura si transcurría en torno al fuego. El fuego no solo destruye, también calienta, protege en la noche, purifica, transforma. Sin el fuego la mayoría de los alimentos no eran comestibles. La imagen, más que destrucción evocaba transformación y purificación. Con esta imagen Jesús señala que él ha venido a provocar un profundo cambio; que él ha venido a dar vida como la da el fuego, es decir, transformando, purificando.
Yo he venido a traer fuego sobre la tierra
El rito de sumergirse en el agua y después de un momento volver a la superficie simbolizaba la muerte y el retorno a una nueva vida. Al igual que en el caso del fuego el bautismo implica una purificación y una nueva forma de vida. El Señor está utilizando otra imagen que refuerza la misma idea: él ha venido a traer una novedad que entraña una completa transformación. Como cuando alguien pasa por una experiencia difícil y muchas veces dice: “siento que volví a nacer”, de la misma manera el bautismo implica un nuevo nacimiento.
La imagen de la familia es más desafiante aún. Dice algo sorprendente: los conflictos familiares también contienen un aspecto positivo, son capaces de transformar profundamente a las personas. En esos conflictos, que muchas veces son cotidianos y dolorosos, se van construyendo las diferentes personalidades de los miembros de la familia, pueden ser transformadores como el fuego; sacan a la superficie lo que hay en el fondo de los corazones y de esa manera también es posible sanarlos.
¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
A través de estas imágenes se transmite un mensaje claro: el amor del que habla Jesús no es un sentimiento que se conforma con la comodidad ni con la superficialidad sino que transforma, que purifica y que exige salir de uno mismo. Este amor implica esfuerzo, renuncia y la disposición a atravesar pruebas, para de esa manera descubrir y realizar lo mejor de cada persona. La propuesta de Jesús es desafiante porque nace de un amor profundo, que busca la plenitud y la verdad, que invita a dejarse quemar por el fuego del Espíritu, a pasar por un bautismo y a asumir los conflictos como oportunidades de crecimiento y curación. Así, la vida cristiana se convierte en un camino de constante renovación y autenticidad.
Jesús habla de manera sencilla y directa, pero lo que propone no es fácil. Nos invita a un amor que transforma, que no se conforma con lo superficial. El amor auténtico nos ayuda a descubrir lo mejor que hay en nosotros y en los demás. Cuando Jesús dice: “He venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!”, nos invita a confiar en él y permitir que su fuego transforme nuestra vida.
Caramba.
Lo leo y me pongo a pensar: Que bien se ven las cosas con el diario del lunes eh!!!!
Lamento tanto que no adquiramos la conducta del ajedrecista que anticipa siempre los movimientos.
Es cierto que necesitamos una revolucion, un fuego que limpie una muerte que haga nacer nuestra verdadera escencia.
Pero vamos seguir dejando que las “modas” guíen ese proceso????
Una generación anterior a la mía se hizo masacrar por esto. Entendía (como nosotros) que una revolución, que un nuevo nacimiento, era necesario……… entonces??
Se dejaron llevar por modas e intereses que hoy, con el diario del lunes, podemos vislumbrar los que leémos entre líneas.
Folkloristas gritones gritando “amarte a gritos como a una guerrillera”, hippies con osde, y “bolcheviques de la biela” los llevaron a la muerte, mientras, continuaban sus vidas tranquilamente en la opulencia.
Es interesante que los que estamos atentos a “los diarios del lunes” hoy tengamos acceso la descripción del “instituto Tavistok”, a los “protocolos del sion”, y al famoso libro de Henry Ford (al que no voy a nombrar para no tener problemas con internet).
Mas allá de esto (y de mis sesgos conspiranoicos), entiendo que todo esto se trata de “cargar con nuestro karma” y seguir creciendo como humanos.
Ahora me pregunto:
¿Seguiremos esperando el diario del lunes para darnos cuenta que hemos sido unos b….os?
¿O haremos caso omiso de las modas digitadas, mirándonos para adentro, y haremos lo que hay que hacer???
Abrazo Jefe!!!!